Entrevistamos a nuestra compañera Isabel María Pérez Ruiz, profesora de la primera edición y actual coordinadora del Certificado de Profesionalidad Atención Sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales:

  • Hay muchas personas que aún no saben qué es un Certificado de Profesionalidad, ¿nos podrías explicar brevemente en qué consiste? 

Los Certificados de Profesionalidad, regulados por el Real Decreto 34/2008 de 18 de enero, son el instrumento de acreditación oficial de las cualificaciones profesionales del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales en el ámbito de la Administración laboral.

La titulación oficial del Certificado de Profesionalidad, con validez en todo el territorio nacional y expedida por el Servicio Público de Empleo Estatal, acredita oficialmente el conjunto de competencias profesionales que capacitan a una persona para el desarrollo de una actividad laboral.

El Certificado de Profesionalidad Atención Sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales, regulado por el Real Decreto 1379/2008 del 1 de agosto y modificado posteriormente por el Real Decreto 721/2011 de 21 de mayo, acredita oficialmente la cualificación profesional para ejercer de Gerocultor/a y Cuidador/a de personas dependientes (mayores o con discapacidad) en instituciones sociosanitarias (residencias y centros de día), y de Auxiliar de ayuda a domicilio, en el sector público y privado.

  • La figura del cuidador es de enorme importancia para muchas personas dependientes. ¿Qué destacarías como los elementos fundamentales de un buen cuidador? 

Para desarrollar una adecuada tarea asistencial de cuidar, atender y ayudar a personas dependientes es imprescindible poseer las competencias técnicas o procedimentales y las competencias psicosociales o actitudinales; siendo ambos tipos de competencias adquiridas a través de la formación en el Certificado de Profesionalidad Atención Sociosanitaria a personas dependientes en instituciones sociales.

Las competencias psicosociales o actitudinales son las que diferencian a las personas consideradas como buenas cuidadoras de personas dependientes, pues proporcionan una ayuda y atención más humana y cercana; y dentro de estas competencias destacan en la Comunicación, Compromiso y Orientación al cliente, que demuestran mediante actitudes de empatía, respeto y generosidad.

  • ¿Cómo ha sido la experiencia de enseñar a personas con discapacidad a cuidar a personas dependientes?

Las personas que presentan una discapacidad física, psíquica o sensorial (debido a alguna deficiencia que le limita o restringe participar en determinadas actividades dentro de un contexto y de unas características personales particulares) conocen por experiencia propia lo que supone depender de otras personas para paliar su limitación o restricción a participar en dichas actividades.

Por tanto, las personas con discapacidad presentan más capacidad para ponerse en el lugar de una persona dependiente, es decir, para empatizar con dichas personas.

Las personas con discapacidad han sufrido las limitaciones y barreras físicas y sociales que encuentran a diario, que indica falta de respeto con la diversidad funcional, y esto les lleva a que respeten más a otras personas que tienen ciertas limitaciones funcionales.

Las personas con discapacidad, por su dependencia de otras personas para realizar ciertas actividades, valoran mucho más a las personas generosas para ayudarles, y por ello saben de la importancia de esta actitud para las personas dependientes.

Por lo cual, las tres actitudes más relevantes para desarrollar adecuadamente el cuidado de personas dependientes, son más fáciles de encontrar y de trabajar en las personas con discapacidad.

Las personas con discapacidad han sufrido las limitaciones y barreras físicas y sociales que encuentran a diario, que indica falta de respeto con la diversidad funcional, y esto les lleva a que respeten más a otras personas que tienen ciertas limitaciones funcionales.

  • Los alumnos han tenido la oportunidad de realizar el curso  directamente en una institución para personas dependientes como es la Residencia San Camilo, de Tres Cantos. ¿Ha sido una ventaja para ellos?

La Residencia San Camilo, además de tener unas adecuadas instalaciones y material para impartir la formación teórica y práctica del certificado de profesionalidad de Atención sociosanitaria en instituciones sociales, supone para el alumnado el estar en contacto directo y diario con personas sin discapacidad y de la sociedad en general, al ser centro de formación de otras especialidades sanitarias y sociosanitarias y, centro de trabajo (donde pueden ver e interaccionar con trabajadores y personas mayores residentes); todo lo cual les ayuda, por un lado, a sentirse integrados realmente dentro de la sociedad y, por otro lado, a tener una visión más real y cercana del ámbito formativo y laboral y del sector sociosanitario.

  • ¿Qué destacarías de estos meses de enseñanza intensiva?

Lo más llamativo es la gran evolución que ha experimentado el alumnado a nivel individual y grupal, pues han podido desarrollarse personal y profesionalmente, gracias a la formación adquirida y sobre todo a la interacción social con otras personas sin discapacidad, concretamente con el resto de alumnado del centro de formación y con trabajadores de la Residencia San Camilo, además de algunas personas mayores de dicha Residencia con las que interaccionaban en las instalaciones de uso común.

Tenemos que comprender que el más importante reto para las personas con discapacidad es poder realizar actividades dentro de un ámbito social (en este caso, formativo y laboral) sin discapacidad, pues se sienten integradas en la sociedad en general, es decir, en una sociedad inclusiva que respeta la diversidad y asegura con las necesarias adaptaciones que todas las personas participen equitativamente en los diferentes ámbitos sociales.

Los alumnos han podido desarrollarse personal y profesionalmente, gracias a la formación adquirida y sobre todo a la interacción social con otras personas sin discapacidad,